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¡Lee esta carta a Santa y piénsalo dos veces antes de regalarle a alguien un animal vivo!

Querido Santa

Me llamo Regalo y soy un pequeño cachorro que busca un hogar cálido y dueños responsables. Probablemente haré un pequeño desastre al principio, tal vez dejaré marcas de mordiscos en las cosas; después de todo, no hay nada más interesante que morder las pantuflas de mi dueño. Como estoy vivo y sigo creciendo, necesito buena comida para mantenerme sano y bonito, y cuando me enferme, necesitarás llevarme al veterinario. Mis pequeñas patas necesitan paseos largos y regulares, para los cuales necesitarás tener tiempo y paciencia.

Mi hermoso y bien cuidado pelaje tampoco viene de manera natural; necesita ser cuidado y cepillado a menudo, y también podría necesitar un baño de vez en cuando. También debo decirte que mi pelaje no está hecho para ser tirado por los niños pequeños, lo mismo ocurre con mis pequeñas orejas y mi cola.

Al igual que cualquier otra criatura, si quiero ser un perro sabio y valiente, necesito ser abrazado, acariciado y recibir cariño. Competiré por tu atención, y no soportaré ser encerrado solo durante horas. Una jaula de metal tampoco servirá; no quiero tener que observar el mundo a mi alrededor como mis dueños ven la televisión. Y después de Navidad, tampoco quiero terminar en la basura junto a un árbol de Navidad marchito y papel de regalo o en un refugio de animales...

Como puedes ver, Santa, creo que soy un Regalo bastante problemático e irritante, así que por favor, ¡NO ME REGALES ESTA NAVIDAD! Esperaré pacientemente a mis nuevos dueños, que lo han pensado y han tomado la decisión por su cuenta. Mi primo será un regalo mucho mejor: nunca deja un desastre, no necesita comer ni salir, le gusta quedarse solo en casa y no requiere amor; y, cuando tus hijos se aburran de él, se contentará con sentarse en la caja de juguetes. También le encantaría convertirse en un regalo y no puede esperar a que llegue la Navidad. Adjunto está su fotografía.

¡Feliz Navidad, Santa!